viernes, 20 de julio de 2012

El Otro por mí Mismo


EL OTRO POR  MI MISMO

“Al fin y al cabo, al recordarse, no hay persona que no se encuentre consigo misma.”
 Jorge Luis Borges
El Otro

El título de esta muestra obedece a la “improvisada” o mejor dicho abusiva fusión de tres extraordinarias obras: la primera por supuesto la que da el titulo al proyecto del artista Olmedo Alvarado y se llama “Tu obra es la mía”, la segunda es un libro de Jean Baudrillard llamado “El otro por si mismo” y la tercera es el cuento de Jorge Luis Borges denominado “El otro”. Pienso que al parecer en ellas podríamos localizar el leitmotiv, o al menos los rastros conceptuales que nos permitan un mejor acercamiento al trabajo de Alvarado.

Por un lado nos tropezamos en Baudrillard con el espejo deformado que permite ver en el “glamour de las mercancías” -parafraseando a Adolfo Vásquez Rocca- nuestros delirios de poder, cuyo reflejo consciente el encontrarnos con nosotros mismos, este encuentro frente al espejo -a su vez- no produce realidad, mas bien nos sumerge en el delirio sofisticado de nuestras obsesiones, el otro soy yo mismo; o en el caso de la propuesta de Alvarado tu obra es mi obra, o mejor aun la máquina (mercancía) produce un efecto de ilusión en donde podemos depositar todos los anhelos de ser un artista (el  otro) por un instante a pesar de que la ironía se encuentra en que éste instante es un instante prefabricado en donde mi arte es tu arte (ese “otro” ese artista soy yo, un “yo prefabricado”).

Fuera de la consigna de Joseph Beuys quien propiciara el concepto ampliado del arte, lo que se oprime es el equilibro psicológico de feedback que siempre ha pretendido mantener un balance permanente en el juego de la otredad.

Por ello el otro idealizado, ese otro artista en la propuesta de Alvarado no es más que el anhelo al mirarse en el espejo de una civilización caótica que en su búsqueda de conciencia ha devenido en una “suerte de espiritualidad” pero esta vez atravesada por el efecto de la oferta y la demanda, mero capitalismo cultural, cuyo placebo espiritual tiene su valor de mercado en el escaparte publicitario.

Finalmente diríamos que el recordarse no es mas que encontrarse consigo mismo en un encuentro con el otro, que es el yo mismo desfasado de tiempo, como en el cuento de Borges en donde el otro es el mismo Borges pero muchos años más tarde. Una vez que los dos comprueban que son ellos mismos lo consiguiente es evadirse hasta dispersarse en el intento de no volver a verse nunca más.

Es así que a insistencia mía presentamos dos proyectos del trabajo de Olmedo Alvarado cuyo propósito fue emplazarlos en el espacio público y que acogiendo mi pedido son desplegados en un espacio de sala de exhibición, dado el interés que puede suscitar las mutaciones que agencian estos espacios en su afán de contener propuestas que rebasan sus limites y limitaciones. Es por ello que festejo la madurez que se ha tenido al aceptar una propuesta tan crítica en un espacio prestigioso como el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo que nos da pautas para poder saber que no existe restricciones conceptuales a proyectos que como este están diseñados bajo perspectivas disímiles a las de una obra de arte.


Hernan Pacurucu C.




                                     








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