Cuando
de villanos se trata nada mejor que indagar en el interior de uno mismo para
descubrir que el más temido villano, no es ese “otro lejano”, ese desconocido ser
que por extraño y diferente lo tememos; sino –muy al contrario- el que nos
produce las pesadillas más amargas es ese temor de que se active el monstruo
que convive en un estado de hibernación dentro del “yo mismo”.
Entonces
ese villano no es más que el “Yo mismo” capaz de rebasar los límites, al cual
le permitimos romper todos los cánones en un mundo impositivamente dogmático.
En
este sentido, nuestra percepción considera “malo” todo lo que está dotado de un
“aura de libertad” (libertad sexual, libertad ideológica, libertad moral,
libertad afectiva) lo cual en términos freudianos no sería más que la fractura
del “Superyó”,
como instancia moral, enjuiciadora de la actividad yoica, que surge como resultado de la resolución del complejo de Edipo y constituye la
internalización de los patrones, reglas, normas y prohibiciones parentales.
En definitiva nuestro más temido
villano es uno mismo, sin todos los prejuicios implantados desde el nacimiento,
en donde el peor enemigo de uno, es uno mismo ya que es el único que conoce los
verdaderos temores que nos acechan y es el único capaz de destruirnos a
nosotros mismos. “irónico espiral de la maldad”.
Cuando
comprendemos el índice de maldad que fácilmente podemos proyectar es cuando nos
damos cuenta que el otro diferente, lejano y distante no es nuestro verdadero
enemigo.
Muy
al contrario de lo que siempre se nos ha dicho, el “otro” que siempre ha
visibilizado occidente ya sea desde la Roma antigua, es el de la figura del bárbaro
y el bárbaro para la antigua Roma, la “cuna de occidente” no era un solo pueblo
eran todas las otras “civilizaciones” a las cuales por diferentes e
inentendibles se les consideraba “malvadas”, por tanto, todo lo que no era
romano era bárbaro o no civilizado y por lo tanto malvado, generando la
dicotomía entre “civilización y barbarie” que hoy se encuentra muy presente en nuestro
imaginario.
Finalmente
desdoblarse es una manera de aliviar psicológicamente ese peso de ser villano o
según lo comentado anteriormente demoledor
de normas, por ello en esta curaduría indagamos sobre el recurso plástico
que poseen muchos artistas de elaboran un personaje, un “otro”, el cual es
capaz de asumir todas las culpas dejando intacto o purificado a su creador, de
esta manera Dark Kurator: el origen,
este personaje creado por el curador y llevado a la realidad gracias a la
creatividad de GBlan®, por
ejemplo es una manera de dotar de la dosis necesaria de amoralidad a un
personaje, un villano el cual es capaz de elaborar un juicio estético lo
suficientemente desalmado como para ser considerado “políticamente incorrecto”.
Por
su parte Michael López Murillo, utiliza su autorretrato de martirio rojo Warhola una mezcla entre el artista y la estrella del Pop Art
Norteamericano, para generar la fricción critica necesaria entre lo que es la
escena del arte, el circuito artístico, el coctel y toda la superficialidad de
la obra de arte cuando es considerada producto de mercado, enfrentada a su
realidad como un artista contemporáneo comprometido.
La Madrina de Larissa Marangoni, así mismo constituye un referente de su descendencia
italiana untada por el cliché de la mafia y enfrentada a la realidad de su
trabajo como escultora en donde sus asistentes juegan el rol de gánster, y su
taller es el centro de operaciones.
En el caso de Loyola Records, presenta una
imagen de la serie "De Cuenca a Cuenca (Fuckin'Marcianos)" en una
suerte de ida y venida de un juego en donde su avatar “Loyola Records” se
argamasa con la realidad y asoma en un mundo de ficción, y viceversa, además
que su imagen real se entrecruza con su postura irreal, confundiéndonos entres
los delicados bordes de la realidad rayando de alguna manera en la esquizofrénica
tarea que nos causa no entender ese cimento solido
desde donde nos habla su personaje que siendo el mismo no se pertenece a el. Siempre
que veo una obra de sus obras me queda rondando la pregunta sobre quien mismo
es el artista, quien es el personaje y quien es su avatar.
El ultimo villano, Capitan Bhudu el villano del comic
creado por Rafael Carrasco, al contrario de los otros villanos este está en el
subconsciente surrealista de la mente del artista, cuyo único link con la
realidad son esos vestigios que se producen de un lejano encuentro con esta
realidad, tal como lo promueve Guillaume Apollinaire “Cuando el hombre quiso imitar la
acción de andar, creó la rueda, que no se parece a una pierna. Del mismo modo
ha creado, inconscientemente, el surrealismo... Después de todo, el
escenario no se parece a la vida que representa más que una rueda a una
pierna.” Igualmente en este comic, tanto el pirata como sus secuaces, estos
seres obesos que pareciera que pasan toda su vida sentados engordando “metáfora
de la actualidad” son los únicos referentes de un mundo que se aparta de esta
realidad tanto como la pierna se parta de la rueda, y sin embargo cumplen una
misma función.
El villano es entonces una construcción
mental que se erige desde la premisa de lo desconocido y lejano aunque se
encuentra arraigado en nosotros por ello, desde la plástica visual se crean
estos seres, desde el teatro con el personaje o desde la literatura con el
seudónimo, terminan siendo salidas de escape que a pesar de que no pueden
arranchar esa maldad impregnada, por lo menos le sectorizan y definen
aislándole en una suerte de sanación y efecto simulado de libertad.
Hernan Pacurucu
COPYRIGHT © 2013 HERNAN PACURUCU
La madrina, Larissa Marangoni, imagen, Ecuador, 2013
Constituye un referente de su descendencia italiana untada por
el cliché de la mafia y enfrentada a la realidad de su trabajo como escultora en donde sus asistentes juegan al rol de gángster, y su
taller es el centro de operaciones.
Michael López Murillo, Autorretrato Warhola, Bogotá-Mèxico, 2013
Una mezcla entre el artista y la estrella del pop art norteamericano, para generar la fricción crítica necesaria entre lo que es la escena del arte, el circuito artístico, el cóctel y toda la superficialidad de la obra de arte cuando es considerada producto de mercado, enfrentada a su realidad como un artista contemporáneo comprometido.
Serie de Cuenca a Cuenca, Loyola Records, Imagen, Chile, 2012
Una suerte de ida y venida de un juego en donde el avatar “Loyola Records” se argamasa con la realidad y asoma en un mundo de ficción, y viceversa. Su imagen real se entrecruza con su postura irreal, confundiéndonos entre los delicados bordes de la realidad, rayando de alguna manera en la esquizofrénica tarea de no entender ese cimento sólido desde donde nos habla su personaje, que siendo él mismo no se pertenece a él. Siempre que veo una de sus obras me queda rondando la pregunta sobre quién mismo es el artista, quién es el personaje y quién es su avatar.
Michael López Murillo, Autorretrato Warhola, Bogotá-Mèxico, 2013
Una mezcla entre el artista y la estrella del pop art norteamericano, para generar la fricción crítica necesaria entre lo que es la escena del arte, el circuito artístico, el cóctel y toda la superficialidad de la obra de arte cuando es considerada producto de mercado, enfrentada a su realidad como un artista contemporáneo comprometido.
Serie de Cuenca a Cuenca, Loyola Records, Imagen, Chile, 2012
Una suerte de ida y venida de un juego en donde el avatar “Loyola Records” se argamasa con la realidad y asoma en un mundo de ficción, y viceversa. Su imagen real se entrecruza con su postura irreal, confundiéndonos entre los delicados bordes de la realidad, rayando de alguna manera en la esquizofrénica tarea de no entender ese cimento sólido desde donde nos habla su personaje, que siendo él mismo no se pertenece a él. Siempre que veo una de sus obras me queda rondando la pregunta sobre quién mismo es el artista, quién es el personaje y quién es su avatar.
Capitan Bhudu, Rafael Carrasco, Cómic. Ecuador, 2012
El subconsciente de la mente del artista, cuyo único link con la realidad son esos vestigios que se producen de un lejano encuentro, tal como lo promueve Guillaume Apollinaire “Cuando el hombre quiso imitar la acción de andar, creó la rueda, que no se parece a una pierna. Del mismo modo ha creado, inconscientemente, el surrealismo....” Igualmente el pirata como sus secuaces –seres obesos que
pareciera pasan toda su vida sentados engordando “metáfora de la actualidad”– son los únicos referentes de un mundo que se aparta, tanto como la pierna se aparta de la rueda, y sin embargo, cumplen una misma función.
Dark Kurator, Cómic. Ecuador, 2013
El origen, este personaje creado por Dark Kurator y llevado a la realidad gracias a la creatividad de Amanda Pedroza®, es una manera de dotar de la dosis necesaria de amoralidad a un personaje, un villano capaz de elaborar un juicio estético, lo suficientemente desalmado, como para ser considerado “políticamente incorrecto”.
0 comentarios :
Publicar un comentario