Al cabo de seis años de
mi primera visita a Santiago con pretexto de la inauguración de una curaduría
presentada en el MAC de Santiago (Quinta Normal) y luego de continuas visitas (una
a dos por año) tanto de orden académico como profesional, se fue elaborando en
mí una suerte de intuición visual que apoyada por las visitas a los museos y la
convivencia misma con los artistas han perfilado dentro de mí un criterio
bastante peculiar de lo que aflora en el arte chileno contemporáneo y que se
articula sobre los matices propios de quien mira el fenómeno desde la
distancia, no tanto por ser un fiel husserliano
que aplica el método fenomenológico como forma de investigación, sino más bien
como un extranjero en un maravilloso país cuyas complejas problemáticas tanto en
el plano social, político y por ende en el discurso artístico devienen maneras
de comparación frente a las similares problemáticas ocurridas en mi mismo país.
De ahí que me resulta
necesario mostrar mi realidad, entendida la realidad como esa “porción de mundo[1]” que
uno indiscriminada y abusivamente percibe[2] o elabora
a la manera de un constructo que a su vez le permite sentirse cómodo y con
pleno dominio de su entorno, entendido así; la realidad no es mas que la
ficción del mundo percibido a nuestro antojo.
Es así que esta realidad
que para Wittgenstein no se accede ni con el
lenguaje ni con el pensamiento encuentra en el arte “pensamiento estético” el
modo de capturar la “verdad”.
Es por ello que mi realidad y por tanto mi verdad[3]
chilena conciliada como “no hegemónica” solo puede ser establecida bajo un
abanico de plurirrealidades y claro también pluriverdades, las cuales se
cobijan bajo el manto de la experiencia y al mismo tiempo del desconocimiento[4]
de una verdad universal y que en este caso como es el del arte chileno, proliferan
en una amalgama de postulaciones tanto estéticas, conceptuales así como
formales, las cuales he querido visualizar en esta muestra para que el
espectador sienta un pedacito de esa rica variedad que posee el desarrollo del
arte contemporáneo en el país del sur; en donde por poner un ejemplo; la
individualidad[5]
calculada (y siempre mirando hacia fuera) del artista santiagueño contrasta con
ese sentido grupal[6]
de los artistas de Valparaíso o la militancia de la gente de Concepción.
Visto así “lo real” como reflexión filosófica
y a la vez convertido en sustantivo “la realidad”, se encuentra en la
filosofía desde sus inicios presocráticos muy vinculada al concepto de “ser”
siendo la realidad la manera primaria de ser (si entendemos al ser
en su plenitud).
Por tanto mi “ser” seria también mi realidad lo
cual me impide justificar mi selección de estos maravillosos artistas desde una
perspectiva absolutista, esta selección es parte de mi ser como –experiencia mía–,
lo cual tampoco descalifica mi trabajo investigativo de varios años, simplemente
le hace justicia a muchos otros artistas que no están dentro de la muestra y
que bajo otra mirada serian incluidos.
De esta manera el panorámico abanico de tendencias que van
desde la formulación de espacios alternativos como producto artístico con: Ángela y
Felipe Cura (Galería Temporal,
Santiago), Simón Fuentes (Simbiotika
Estudios, Talca), Marisol Frugone (Red
NEKOe, Santiago/Valparaíso), Casa Nekoe, hasta
foto performance con Mauricio Bravo pasando por las maquetas de Nemesio
Orellana o los trabajos de fotografía, Alfredo da Venezcia, o Carlos Silva los
montajes de Mariana Guzmán o el performance con Juvenal Barría, así como los
videos de Angie Saiz y Mario Z, o los documentales de Francisco Huichaqueo y
Maria José Rojas, las instalaciones de Claudia Osorio y las estrategias neoconceptuales
de Arturo Cariceo constituyen la materia prima con la que he logrado
sobrellevar mi “porción de mundo”, conciliada
como “realidad fragmentada” de lo que
se perfila como interesante en el arte chileno de estos tiempos.
Hernán Pacurucu C.
Crítico y curador
independiente
[1] En Wittgenstein el mundo es una parte
de la realidad, el conjunto de cosas existentes, él llama “mundo” al conjunto
de hechos que acaecen.
[2] Estos
objetos que uno percibe en el pensamiento Wittgenstiano son objetos empíricos sabiendo que ni Dios ni
el –yo– son objetos.
[3]
Conociendo de antemano que la verdad no es única y que no se trata de elaborar
metarrelatos o discursos impositivos.
[4] Luego
de revisar, analizar, visitar y en general investigar todos estos años las
prácticas artísticas más novedosas del arte chileno (revisando más de 200
carpetas y como 60 entrevistas) solo se puede llegar a cubrir una porción que
para nada le hace justicia a la gama de artistas y tendencias que coexisten en
este gran país.
[5] Lo cual
no quiere decir que en Santiago no hay colectivos sino que los intereses de
muchos de los colectivos parten de la idea del artista como individuo.
[6] Organizaciones como el CED Circuito de Espacios Domésticos, reúne a varios colectivos
artísticos con un fin y un propósito bien definidos y cuyos objetivos parten de
una suerte de lucha común y un interés por el otro.
CATÁLOGO ONLINE:
ESPACIOS COLABORATIVOS:
La
Comunidad Multidisciplinaria de Producción Cultural, NEKOe y su área “Visuales
NEKOe” promueven la vinculación entre artistas y gestores autónomos para crear
una red de producción de carácter transversal estableciendo estrategias
asociativas para la difusión, formación y profesionalización artística
nacional. Creemos que la vinculación entre las artes, los agentes culturales,
el público y el mercado deben restablecer una “Economía Creativa” sustentable y
justa, donde el protagonismo sean los intercambios de energías y las buenas
prácticas sociales. Visuales NEKOe, son tres espacios de Santiago, Valparaíso y
Villa Alemana, dedicados a la exhibición de arte y diseño contemporáneo,
proyectos experimentales, sonoros, y residencias artísticas en contextos
domésticos.
Alfredo
Da Venezia, Mariana Guzmán, Caros Silva y Marisol Frugone.
Estudio
Simbiotika es un espacio autónomo y de experimentación artística ubicado en el
casco histórico de la ciudad de Talca-Chile. Se origina a partir de una
iniciativa personal para dar respuesta a la necesidad de contar con un
espacio
taller que, a través del tiempo, se transforma en un foco de encuentro y
reflexión de artistas posibilitando la exposición y difusión de sus creaciones,
abriéndose así a la comunidad como una opción interdisciplinaria, generando nexos
entre las artes visuales, el diseño y la arquitectura para el desarrollo de
proyectos que exploren nuevas formas de comunicación a través de la producción
creativa de sus integrantes.
Galería
Temporal constituye un proyecto de intervención artística a la vez que un
espacio transitorio y móvil de exhibición de arte contemporáneo. Se trata de
una galería que aparece y desaparece en diferentes tiempos y lugares, utilizando
esta autoimpuesta inconstancia como una condición de supervivencia. La relación
del arte con el espacio público está en el centro de sus intereses pues busca
ampliar las posibilidades de experimentar el arte contemporáneo
en
la ciudad al irrumpir en espacios transitados por un público heterogéneo. El
proyecto ha operado como una galería de arte reducida a su mínima expresión:
una vitrina en un pasaje comercial emplazado en pleno casco histórico de la
ciudad
de Santiago de Chile.